La tierra cruda
como material de construcción


La tierra cruda es « Una mezcla única de varias categorías de granos, que le confieren una gran diversidad de aspectos, de colores, de texturas – al mismo tiempo que se adapta a las múltiples técnicas de construcción. »

Fontaine L., Anger R., Bâtir en terre. Du grain de sable à l’architecture, Belin, Cité des sciences et de l’industrie, 2009.


La tierra proviene de la roca madre, que tras millones de años, ha sido transformada a través de lentos procesos de degradación y de mecanismos complejos de migración de partículas. Todo ello, ha llevado a características múltiples donde sus variaciones son infinitas. Su gran diversidad, conlleva que el reconocimiento de las propiedades de la tierra sea fundamental para poderla utilizar correctamente como material de construcción.

La tierra está compuesta de granos de diferentes tamaños, de aire y de agua. De forma más precisa, podemos decir que la tierra es un hormigón de arcilla. Es un material compuesto de agregados (gravas, arenas, limos) aglomerados gracias a la acción del agua y la partícula más fina de la tierra: la arcilla (aglomerante). Estos elementos componen un material, que una vez seco, es compacto, sólido y con el que podemos construir un muro, un edificio, una ciudad.

Las técnicas de construcción en tierra cruda tradicionales y contemporáneas son numerosas. Entre las más corrientes encontramos: el adobe (ladrillo de tierra cruda secado al sol), tapial (muro monolítico de tierra comprimida), entramado (estructura vegetal rellena de tierra con fibra) y la pared de mano (muro monolítico de tierra empilada).


¿Por qué construir con tierra?


« Para el hábitat de las personas solo podemos utilizar los materiales que encontramos en la corteza terrestre, lugar en el que las personas viven de igual modo. Tales como: la tierra, la piedra, los ladrillos, la madera, la caña. La esencia de los materiales de construcción es el vínculo de las personas con el mismo. Toda la energía, todo el amor dado a estos materiales que será utilizado por el ser humano, todo el diálogo entre el usuario y el material permanecen como reflejo, como una permanente influencia de los materiales y que tienen un efecto positivo sobre el futuro habitante. »

Hassan Fathy, Construire avec le peuple. Histoire d'un village d'Egypte: Gourna (1970). Ed. Sindbad ACTES SUD.



La tierra cruda ha sido utilizada durante millones de años. Construir con este material es en primer lugar formar parte de una dinámica que respeta las culturas constructivas tradicionales y que muestra que las técnicas de construcción en tierra cruda no forman parte del pasado y se adaptan muy bien a las eventualidades y las necesidades actuales.

A nivel mundial, la producción de cemento es responsable alrededor del 5% de las emisiones de CO2 (Fontaine L., Anger R., Bâtir en terre. Du grain de sable à l’architecture, Belin, Cité des sciences et de l’industrie, 2009). La reducción de la utilización de cemento en la construcción puede, entonces, reducir de manera significativa los impactos negativos del sector de la construcción en el medio ambiente. Esta reducción debe realizarse a favor de materiales con bajo consumo energético y excluir los materiales sintéticos o que contengan sustancias químicas que contaminan los suelos, el aire, el agua, la fauna y la flora, y por supuesto, los seres humanos. La tierra cruda tiene todas estas cualidades ya que es totalmente reciclable, necesita muy poca energía para su transformación en material de construcción y es un material completamente sano. La utilización de la tierra local, evita de igual modo, el transporte innecesario del material y es una apuesta contra la estandarización mundial de la construcción.

Las ventajas de la tierra como material de construcción son múltiples: regulación hidrotérmica (permeabilidad al vapor de agua, regulación de la temperatura gracias a su capacidad de absorción/ desorción del vapor de agua), capacidad de absorción de olores (cov, ozonos y moléculas volátiles contaminantes) una barrera acústica, adaptabilidad a la construcción tradicional y contemporánea, etc.
Todas estas ventajas contribuyen al aumento de la calidad de vida en los edificios y constituyen una solución sana para personas y medio ambiente.

La arquitectura con tierra es bella: a nivel estético, ofrece colores y texturas donde los matices son inimitables por los productos sintéticos.

Por último, el desarrollo de un sector de construcción de tierra cruda a nivel local, regional o nacional multiplicaría las posibilidades de un desarrollo económico razonable.